Continuando con la rememoración de los 75 años de la colocación de la Piedra Fundamental del actual edificio de la Facultad de Ingeniería, Monumento Histórico Nacional, el Área de Comunicación mantuvo una entrevista con el decano de la Facultad de Arquitectura y arquitecto de la Facultad de Ingeniería desde el año 1992, Gustavo Scheps.
No es casual que luego de varios años en contacto con el edificio de la Facultad de Ingeniería, el Dr. Scheps tomara como trabajo de tesis doctoral el estudio del proyecto de su construcción por parte del Arq. Julio Vilamajó[1]. Sobre este punto, Scheps hace hincapié en la concepción de lo que es un proyecto a nivel arquitectónico y su relación con la metodología de trabajo desarrollada: “Suele describirse el proyecto por los resultados que produce, se suele decir que proyectar es generar los recaudos necesarios para que se produzca un edificio. También puede llamársele proyecto al proceso de pensamiento que conduce a la obra, y ahí es donde me interesaba indagar.”
Para el autor ese proceso de pensamiento puede ser aplicado a cosas que no son estrictamente edificios o espacios urbanos, y este ejercicio de generar la investigación se convierte en un proyecto de arquitectura.
Contexto histórico para la construcción del edificio
Las facultades de Arquitectura e Ingeniería se ubicaban desde 1892 en el edificio del Hotel Nacional, en la Ciudad Vieja. Con los años la capacidad locativa fue insuficiente y se comenzó una intensa movida para convencer a las autoridades sobre la necesidad de construcción de un nuevo local. “El discurso fue que Uruguay necesitaba salir de la etapa básica de explotación de recursos para entrar al mundo industrializado, y que quienes podía liderar esa modernización del país eran los ingenieros y más en particular los nuevos ingenieros eléctricos, hidráulicos, etc. Ahí entra la participación de Giorgi, quien lideró ese discurso.”
El Ing. Luis Giorgi fue una autoridad académica, decano de la Facultad de Ingeniería entre los años 1934 al 1939, encargado e impulsor en gran parte de la edificación.
Luego de varios años, con idas y venidas en el proyecto y en las ubicaciones de la futura Facultad de Ingeniería, en el año 1938 se comienzan los trabajos para su construcción en el Parque Rodó.
El edificio
“Creo que la obra es extraordinario por múltiples razones. Al verla uno se da cuenta que es algo fuera de serie; esto no necesita ser contextualizado. Otro aspecto es la lógica formal, la manera que interactúa con los espacios, configurando una puerta de la ciudad al mar.”
El proyecto de la Facultad de Ingeniería sufrió una gran cantidad de transformaciones en el proceso de construcción. “Es muy interesante, ya que la primera versión de la Facultad tenía su entrada mirando al mar, es decir se entraba a la Facultad desde la Rambla. Luego el proyecto cambia, el edificio se hace más urbano que costero, pero se transforma en el balcón para mirar el mar.”, afirma Scheps.
La obra logró en el año 1938 ponerse a tono con las concepciones contemporáneas, . Incorporando elementos innovadores desde el punto de vista tecnológico y del manejo de espacios. En este sentido, Scheps observa que: “El edificio central es una estructura perimetral totalmente flexible, los pisos se pueden limpiar, dejar vacíos y hacer una cosa diferente. En aquella época esto era un concepto adelantado”
Impresiones, sensaciones y rarezas
“El edificio tiene espacios complejos, puentes, pasadas y balcones dentro del edificio. Vas de espacios gigantescos a espacios pequeños. Esa manera que tiene el edificio de sacudirte, de apretarte, de llevarte, de pasar por arriba por abajo… El edificio no te deja tranquilo. Esa fue mi lectura del edificio, y a partir de esas lógicas empecé a trabajar con el resto.”
Scheps relata que los grandes espacios en los cuerpos Norte y Sur están ligados a las nuevas orientaciones científicas; a la nueva idea de país. El discurso arquitectónico interpretó ese discurso y lo sobredimensionó. “ Por ejemplo, para la Sala de Máquinas el programa decía que necesitaba 5 metros de altura y pedía que la chimenea no se viera. Vilamajó le da 15 metros de altura y pone la chimenea que todos conocemos, convertida en ícono del Uruguay productivo.”
Otro aspecto destacable es que se convirtió en el primer gran edificio uruguayo y uno de los primeros edificios públicos americanos en usar hormigón a la vista, y de ahí una serie de inconvenientes que el edificio tiene, patologías que se han estado reparando.
Esta actitud forma parte de una filosofía, que busca mostrar el edificio y los materiales tal cual son. Esta idea marca la influencia de Walter Hill, ingeniero encargado de obra, ya que estos no fueron conceptos trabajados por Vilamajo con anterioridad.
“Yo tengo la impresión de que la Facultad fue una obra que siempre conmovió a Vilamajó. Y fue visto por la sociedad como una obra que lo representa. Incluso hay una caricatura de Vilamajó que lo tiene caminando hacia el edifico con sus alumnos detrás”, reflexiona Scheps (ver imagen).
Cambio de visión
“En esa Facultad lo que ha cambiado notoriamente en los últimos años es la relación de la gente con el edificio. Cuando empecé a trabajar ahí era un edificio muy poco querido y respetado. Hoy día el edificio tiene un reconocimiento mucho más grande, probablemente porque los tiempos han cambiado, pero también han influido mucho los nuevos espacios que han ayudado a desarrollar esas sensaciones y la acción persistente y coherente de autoridades y funcionarios que orientaron el proceso,.”
[1] Scheps, Gustavo; 17 Registros Facultad de Ingeniería de Montevideo (1936-1938) de Julio Vilamajó, Arquitecto. Montevideo, Facultad de Arquitectura, 2008.