El curso Programación 1 de nuestra carrera (que también toman estudiantes de otras carreras) es un curso que desde el punto de vista docente resulta un gran desafío. Esto es a veces muy motivante y otras un poco frustrante, pero sin duda nunca aburrido. Las características que lo hacen (casi) único son: no hay conocimiento previo institucionalizado ya que no existe en secundaria una educación en programación institucional (salvo en el bachillerato tecnológico en informática en donde los estudiantes cursan tres años de programación); se introducen conceptos básicos importantes para los estudios posteriores de la gran mayoría de los estudiantes y, al mismo tiempo, tal vez para una parte no menor de los estudiantes sea la única vez que se enfrenten a un curso formal de programación. Como se puede anticipar a raíz de lo dicho, la heterogeneidad de los aproximadamente mil estudiantes que ingresan es enorme.
A lo largo de décadas este curso ha evolucionado (y continúa haciéndolo) en su contenido, en su metodología y modalidad de dictado, en sus materiales, en sus evaluaciones, en sus soportes. También ha cambiado la visión de muchos docentes con respecto a este curso: pasó de ser casi un castigo del que muchos buscaban huir, a ser hoy un curso motivante, desafiante, en el que siempre estamos aprendiendo.
A pesar de ello, los números muestran muy poca variación en el desempeño de los estudiantes; si bien algo ha mejorado, como veremos, creemos que es necesario hacer un análisis más fino (para el que nunca nos llegan los recursos) para detectar un impacto más profundo de nuestras acciones.
El curso Programación 1 no solo introduce las bases para la carrera, sino que es la “primera cara del instituto” con que se encuentran los estudiantes, y por ello nos parece necesario dar a conocer en este seminario los aspectos mencionados, entre otros.