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Acuífero Mercedes: el Portal de la Udelar entrevistó al Prof. Jorge de los Santos

Si bien los acuíferos Guaraní y Raigón son los más nombrados en Uruguay, hay otros de gran importancia como el acuífero Mercedes, que se extiende con cierta continuidad en el subsuelo de los departamentos de Colonia, Soriano, Río Negro y Paysandú. Un equipo de la Universidad de la República (Udelar) junto a docentes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) buscará definir sus límites, evaluar su situación, capacidad, ver cómo incide su explotación e identificar el impacto que pudiera recibir de sustancias contaminantes. «Es el más importante del Uruguay, sin embargo es el menos estudiado», considera el docente Jorge de los Santos, que lidera la investigación.

De los Santos forma parte del Grupo de Hidrología Subterránea (GHS) de la Facultad de Ingeniería de la Udelar, y tiene una vasta experiencia en el estudio de acuíferos. El proyecto sobre el que dialogó con elPortal de la Udelar se titula «Gestión Ambiental del Sistema Acuífero Mercedes (SAM)» y es financiado por la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI) y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid). En el proyecto está involucrado todo el GHS, del cual seis docentes tienen mayor participación y otros dos aportarán productos puntuales. Por parte de la UNAM participan dos investigadores del Instituto de Geofísica y una estudiante de doctorado. El trabajo comenzó a ejecutarse el 1.º de julio y se desarrollará hasta diciembre de 2016. De los Santos informó que desde el Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental (IMFIA) lleva casi 25 años trabajando de manera ininterrumpida con el Instituto de Geofísica: «hemos hecho muchísimos trabajos juntos, hemos formado gente nuestra en la UNAM, hemos hecho intercambios permanentemente», señaló. 

Un sistema acuífero se define como una formación de «estratos sedimentarios o macizos rocosos que constituyen un medio poroso o fisurado, saturado o con agua en las grietas, que reciben agua, la conducen, intercambian entre sí y descargan en algunos sectores determinados», explicó De los Santos. «Es un medio continuo o semicontinuo, que puede ser muy amplio en algunos casos; su continuidad depende de los accidentes geológicos que tenga. Si es un medio sedimentario residente en un antiguo valle, posiblemente el acuífero sea extenso, con formas más o menos caprichosas». Salvo que el acuífero sea fósil y haya quedado completamente cubierto, sin conexión con la superficie ni otros acuíferos como ocurre en grandes desiertos, todos los acuíferos tienen recarga, «se pueden recargar de otros acuíferos o de lugares más profundos a través de grietas. Hay muchas maneras, pero la fundamental es el agua de lluvia, a través de su infiltración», explicó. Frecuentemente los acuíferos están conectados con ríos y otros cursos de agua: «normalmente son puntos de descarga, pero un río también puede recargar un acuífero, y en algunos ríos que son muy largos y que han excavado mucho en el terreno pueden darse las dos cosas; por zonas se recarga o descarga». 

 

Reserva y oportunidad 
Sobre un mapa del Uruguay De los Santos identificó dos grandes áreas bien diferenciadas. Una de ellas ocupa aproximadamente un cuarto del territorio y se ubica al norte del Río Negro sobre la mitad oeste del país: corresponde en superficie a los basaltos bajo los cuales se encuentra el acuífero Guaraní, una enorme reserva de agua dulce que compartimos con Argentina, Brasil y Paraguay. Otra área destacada en el mapa se le superpone en parte pero tiene aproximadamente la mitad del área de la formación basáltica. Se encuentra junto al río Uruguay y ocupa parte del departamento de Paysandú, Río Negro, Soriano y el norte de Colonia. De los Santos indicó que esa zona corresponde a una formación geológica que presenta aspecto de roca pero en realidad es una arenisca más o menos consolidada. Esta formación posibilita la colección de agua a través de la filtración granular y también por sus fisuras, constituyendo el acuífero Mercedes, detalló. 

De los Santos afirmó que vivimos en una región «de mucha agua subterránea», prácticamente en todo el territorio uruguayo se puede perforar y encontrarla con mayor o menor facilidad, pero hay que diferenciar las aguas freáticas de los acuíferos, que se encuentran a mayor profundidad. «Si hablamos de acuíferos, el principal por tamaño pero no por oportunidad es el Guaraní: esa sería la reserva de agua estratégica que tiene Uruguay. En segundo lugar tendríamos el acuífero Mercedes, porque a 100 o 120 metros, 150 como mucho, se pueden sacar hasta 100 m3 por hora de agua», comentó. En nuestro país el acuífero Guaraní permite extraer «hasta 300 m3 por hora de un pozo, sin problemas», pero mientras que en algunas regiones de los departamentos de Rivera o Artigas es prácticamente aflorante, en otras zonas se intercepta recién a 1000 metros de profundidad, como en Salto o Paysandú, por lo que su aprovechamiento requiere perforaciones muy costosas. Otro acuífero importante es el Raigón; se encuentra en el departamento de San José y tiene una extensión mucho menor que los anteriores. Sin embargo es el más utilizado del país por su ubicación y porque aporta buenos volúmenes de agua con perforaciones de bajo costo, puntualizó. 

Para el grupo, el acuífero Mercedes «es actualmente el más importante del Uruguay, y sin embargo es el menos estudiado. Su importancia se empezó a reconocer desde muy temprano, pero se hizo necesario estudiarlo desde el momento en que se empezó a utilizar con mayor intensidad, a partir del cambio en el uso del suelo que tuvieron especialmente Soriano, Paysandú y Río Negro con la intensificación de la agricultura». Actualmente la mayor parte del agua extraída del SAM se utiliza para riego. «Empezaron a hacerse muchos proyectos de riego y algunos de esos tan mediterráneos, es decir tan lejos de los ríos y tan lejos de la posibilidad de obtener permisos —porque los permisos de uso de agua superficial se agotan—, que empezaron a echar mano al agua subterránea con mayor o menor fortuna», afirmó. El SAM es importante en primer lugar «por su extensión; es diez veces Raigón, es casi la mitad de lo que tenemos de [acuífero] Guaraní en nuestro territorio». Además destacó su valor económico y dijo que para determinarlo hay que considerar varios aspectos: «ante todo que subvenga necesidades humanas con facilidad, llámese abastecimiento a poblaciones, casas dispersas o pequeñas poblaciones en general, abastecimiento a producciones agrícola-ganaderas y riego en distintas magnitudes, riego predial o multipredial». 


Qué y por qué 
«Lo primero que vamos a hacer es determinar cuáles son los límites del acuífero, por lo menos en forma aproximada», manifestó. Junto con la formación Mercedes en la zona de estudio coexiste otra formación llamada Asencio, que da origen a un acuífero más superficial. Conseguir diferenciar ambos es también uno de los objetivos del estudio. El grupo se centrará en el SAM: «tenemos que definir muy bien los límites del acuífero inferior que es el Mercedes y ver hasta dónde llega, probablemente llegue hasta la zona sur de Dolores en forma continua» informó. «Llegaremos más o menos a Pueblo Grecco por la Ruta 20, y después un poco por encima de Paysandú quizás hasta el río Queguay», explicó señalando en el mapa. El grupo estima que el SAM puede alcanzar una extensión de alrededor de 20.000 km2; los investigadores estudiarán directamente un área de 12.000 a 16.000 km2. Otro aspecto que proponen determinar es cómo actúan el río Uruguay y el río Negro en el acuífero «porque casi no hay dudas de que descarga en los ríos, pero puede haber alguna zona en la que éstos lo recarguen. Hay que definir muy bien esos temas». Para ello es necesario conocer la superficie del agua en el SAM realizando mediciones en diferentes puntos: «se accede al agua subterránea a través de un pozo y se mide a qué nivel se encuentra, luego se hacen curvas de igual nivel de agua, como hacen los agrimensores con la topografía», indicó. 

Los estudios se realizarán a partir de los datos que aporten las perforaciones que ya existen para luego reunirlos con los que obtengan mediante exploración geofísica, comentó: «vamos a recopilar los datos que hay en diferentes ámbitos. Ya le hemos pedido a la Dirección Nacional de Agua (Dinagua) que nos pase toda la información que tenga en su banco de datos de pozos registrados en las cuencas del río Negro y del río Uruguay; a las empresas perforadoras les pediremos lo mismo, así como también a los particulares que visitaremos. Tenemos algunos proyectos antecedentes de exploración geofísica, y con la participación del Departamento del Agua de la sede Salto de la Udelar, que tiene equipos de prospección profunda, vamos a tratar de determinar la geometría del sistema». Los equipos geofísicos permiten medir algunas características del terreno mediante métodos eléctricos o electromagnéticos: «los eléctricos nos permiten explorar hasta los 100 a 120 metros. En su mayoría vamos a cubrir la profundidad del acuífero, menos en la zona de Young donde es más profundo». En esa zona los investigadores utilizarán equipos que permiten realizar mediciones del orden de las centenas a miles de metros de profundidad. De los Santos expresó que en algunas áreas quedarán «agujeros», porque se trata de un territorio vasto en el que las perforaciones se concentran en las ciudades, en sus cercanías o en pequeños proyectos de riego dispersos. 

Números en el agua 
El proyecto cuenta con una financiación de 143.000 dólares: «63.000 los aporta la Facultad de Ingeniería con sueldos, vehículos, equipos geofísicos, y 80.000 aportan AUCI y Amexid, de los cuales 60.000 se utilizan en Uruguay y 20.000 en México», indicó De los Santos. «Primero haremos el banco de datos con perforaciones, generaremos datos con métodos geofísicos, los juntaremos y armaremos la geometría del acuífero: determinaremos cuál es el piso, por dónde se conduce el agua, dónde recarga, dónde descarga. Después pasaremos a armar el modelo matemático: vamos a empezar a reproducir la circulación del agua. Para eso vamos a elegir dentro de ese banco de datos los pozos más representativos de la zona y los vamos a monitorear en sus niveles y los caracterizaremos en la hidroquímica, elementalmente. Podríamos decir que vamos a modelar con mayor precisión las zonas donde hay muchos datos, la cercanía o los entornos de las ciudades, y con menos precisión el resto del acuífero. La idea es llegar a un primer modelo matemático que sirva para iniciar un proceso de gestión a cualquiera de los organismos que se encargan de este tema», comentó. 

El proyecto prevé el trabajo conjunto de investigadores de la Udelar y la UNAM, la participación de la OSE y el apoyo de las intendencias departamentales, para elaborar un plan de gestión del SAM que se pondrá a consideración de la Dinagua y la Dirección Nacional de Medio Ambiente. El plan procurará «determinar qué volumen se puede explotar sin comprometer al acuífero». Esa es la gestión básica, «siempre se trata de explotar el acuífero a volúmenes menores de los que recarga. El aporte de esta investigación permitirá, a través del modelo matemático, predecir si un proyecto de riego es factible y sustentable en un determinada zona». Además se buscará reconocer la calidad química del agua, «ya se la conoce, pero la idea es revisar algunos aspectos que pueden ser problemáticos dependiendo del uso que se le dé al agua. Todos estos acuíferos sedimentarios tienen algo de arsénico en sus formaciones, tenemos que ver en qué niveles y determinar si aumentan con la explotación o varían con respecto a las formas de recarga y con las precipitaciones». 

De los Santos señaló que el mayor problema de contaminación de los acuíferos de poca profundidad son los nitratos: «básicamente los compuestos nitrogenados son los mayores contaminantes debido a las actividades antrópicas y al uso de fertilizantes. Definir las zonas de más fácil acceso de sustancias contaminantes que estarían ingresando al acuífero a lo largo de los años ayudaría a un plan de gestión. El suelo tiene un poder muy depurador, entonces posiblemente buena parte quede en él retenida. Por un lado los acuíferos tienen esa ventaja pero por otro lado, cuando eso no pasa e ingresa agua contaminada, la recuperación es muy lenta. En un plan de gestión es muy importante jugar con estos dos temas: hasta dónde el suelo depura el agua con contaminantes que ingresa y cómo hay que empezar a cuidar para que no se produzca una contaminación que después es muy difícil y muy costosa de revertir». 


Fuente: Portal de la Udelar