Este viernes 23 de febrero la Universidad de la República (Udelar) entregó el título de Doctor Honoris Causa a Jean Michel Morel. El matemático se declaró agradecido por haber compartido su trabajo con muchos alumnos y exalumnos de la Universidad y señaló que se distinguen entre otros por la calidad de su formación.
La ceremonia se realizó en la Sala Maggiolo de la Universidad, con la presencia del rector Roberto Markarian, que le entregó el título, la decana de la Facultad de Ingeniería (FI), María Simon, el embajador de Francia en Uruguay, Philippe Bastelica, autoridades universitarias, estudiantes y docentes de la FI y de otros servicios.
El otorgamiento del título fue resuelto por el CDC en el pasado mes de diciembre, a propuesta de un grupo de docentes de la FI. El rector transmitió algunos conceptos que se expresan en la justificación para distinguir a Morel: «se caracteriza por el rigor con que aborda los problemas, aún aquellos que parecían resueltos, y por su esfuerzo por dotar a la comunidad de una cultura de investigación reproducible». Valoró la importancia que tiene la vinculación de Morel con investigadores de nuestro país, que se sostiene hace 20 años, y comentó las impresiones que tuvo al conocer su producción académica.
Entrega del título de Doctor Honoris Causa a Jean Michel Morel. Foto: Richard Paiva-UCUR 23/02/2018
Markarian destacó el trabajo de Morel para «pasar de la matemática rigurosa a la ingeniería tratando de introducir ideas, muchas de ellas muy abstractas, en el mundo real». Citó al investigador David Mumford, que afirma que el matemático francés «es parte del pequeño grupo de los investigadores que miran más allá de la última moda en el campo y van a los problemas más importantes, ayudan a desentrañar cuestiones que parecen simples para un estudiante de maestría, y las transforma en opiniones sutiles y profundas cuando tratamos de duplicarlas en computadoras».
Los investigadores Andrés Almansa y Pablo Musé, exalumnos de Morel, detallaron su trayectoria, sus principales aportes en el campo del procesamiento y análisis matemático de imágenes y su influencia directa en la formación de varios uruguayos. Almansa recordó el primer contacto del Grupo de Tratamiento de Imágenes (GTI) de la FI con el profesor Morel, en 1998. En esa experiencia pudieron descubrir el rigor y la calidad científica de Morel, así como también su generosidad. Almansa citó al fundador del grupo, el docente del Instituto de Ingeniería Eléctrica Gregory Randall: «A partir de allí se estableció una relación de trabajo cada vez más estable y sólida en la medida en que crecía la confianza y el afecto. Cada año algún uruguayo iba a hacer su maestría o doctorado y a veces dos o tres a la vez». La colaboracón creció y redundó «en la publicación de más de 30 artículos en coautoría con colegas de nuestra facultad». A la vez, esa colaboración generó un impacto mayor pues «sus estudiantes uruguayos han dirigido más de una decena de tesis de maestría y doctorado de nuestra facultad».
Visión panorámica
Almansa destacó la capacidad de Morel para desarrollar un trabajo que vincula ciencia, arte, tecnología y filosofía, «es un científico apasionado, que gracias a una exquisita cultura general, es capaz de dialogar mucho más allá de su disciplina». Explicó que su formación se inscribe en la corriente fundada por el Círculo de Viena, que propone un lenguaje común a todas las ciencias. Otra de las habilidades de Morel le permite trabajar tanto en cuestiones puramente matemáticas como en «aplicaciones muy prácticas y concretas, con el objetivo de ver si la teoría funciona realmente».
Esa inquietud llevó a Morel a concentrar esfuerzos en promover la investigación reproducible en el campo del tratamiento de imágenes por computadora. Impulsó Image Processing On Line (IPOL), una revista científica en línea destinada a la publicación de algoritmos con acceso completo a sus códigos informáticos y explicación teórica de su funcionamiento. La plataforma permite la experimentación en línea y archivo de experimentos para evaluar la calidad de los algoritmos mediante la acumulación abierta de resultados; hay ya más de 120.000 experimentos en línea archivados. IPOL «no solo benefició a una visión científica más justa y clara del área. También permitió una gran aceleración de los vínculos entre la academia y la industria del tratamiento de imágenes y la visión artificial», indicó Almansa.
Almansa mencionó la influencia de la teoría Gestalt -que es a la vez psicológica, filosófica, biológica y que atribuye a las formas una importancia fundamental-, en el trabajo científico de Morel. El matemático se ha dedicado al estudio de las formas con extrema creatividad, generando a la vez un ámbito académico especial, con reuniones de trabajo que «siempre se desarrollan en un clima muy distendido, propicio a la reflexión, y al libre intercambio de ideas». En sus investigaciones Morel desarrolló algoritmos rigurosos desde el punto de vista teórico y eficientes desde el punto de vista numérico, que lograron un impacto relevante tanto en la academia como en la industria, y se aplican en numerosos productos tecnológicos, desde las cámaras digitales hasta la cadena de procesamiento de imágenes utilizada por satélites de la agencia espacial francesa. Sus algoritmos Non Local Means y Non Local Bayes son dos de los procedimientos más usados para filtrar el ruido de adquisición en imágenes y se encuentran embebidos en millones de cámaras digitales y software de procesamiento digital de imágenes para fotografía profesional.
Por su parte Musé detalló aspectos del trabajo de Morel en el área de la reconstrucción estéreo subpixel de altísima precisión. Esta línea tiene un carácter fuertemente aplicado, explicó, que tiene como objetivo «la reconstrucción del relieve de la Tierra a partir de varias vistas de la escena adquiridas por satélites de observación terrestre. Los intereses vinculados a esta problemática son múltiples: la gestión de catástrofes naturales, la geología, el urbanismo, la glaciología e incluso la defensa». Con estas herramientas Morel colaboró además con la misión europea Rosetta, encargada de hacer aterrizar el robot Philae sobre el cometa «Tchoury» para estudiar su composición y comprender el proceso de formación de los cometas.
Musé se refirió al proceso de investigación que desarrolló Morel con el objetivo de analizar y reproducir computacionalmente la cascada de algoritmos que permiten al cerebro percibir objetos geométricos, a partir de los estímulos luminosos puntuales capturados por la retina. Con base en sus resultados, Morel propuso una teoría estadística de la percepción inspirada en los aportes de la escuela de la Gestalt y la psicofísica, procurando llevar una teoría netamente cualitativa a una cuantitativa. Conocida hoy como Gestalt Computacional, su teoría ha sido una fuente inagotable de algoritmos automáticos para la detección de diversas estructuras en imágenes. Otra de las líneas de trabajo de Morel se enfoca en la síntesis de texturas y su interacción con la pintura abstracta, explicó. Para finalizar Musé destacó las cualidades humanas de Morel, y «su rol fundamental» en la consolidación del GTI.
En la base del sueño
Al agradecer la distinción, hablando español fluido, Morel bromeó sobre el estrés que genera la defensa de un doctorado, y dijo que esta vez recayó en sus exalumnos y compañeros Almansa y Musé. Sobre sus aportes científicos expresó «hice poco sin mis colaboradores», y dijo en particular que «este doctorado lo han hecho los uruguayos». El matemático enumeró varias investigaciones en colaboración con decenas de sus exalumnos y colegas de la Udelar, que dieron como resultado la publicación de artículos. Explicó los alcances de esos resultados, y comentó que muchas veces los uruguayos que llegan a Francia para formarse con él hacen sus doctorados y luego también posdoctorados. Dijo que como cualquier director de tesis, busca «colaboradores de valor» y expresó que siempre ha estado «completamente apabullado» por los dones de los estudiantes de la Udelar.
Indicó que «son excelentes en matemática, no tienen inhibiciones». Son además «excelentes en informática», una condición necesaria para desempeñarse en las investigaciones y desarrollos que él dirige: «en esto hay que decir que la formación de la Udelar me pareció fantástica, entonces hemos estado siempre juntos». Agregó que al comenzar su carrera como matemático, en los años setenta, estaba «un poco desesperado, porque llegué después de la gran formalización, cuando en matemática parecía que se cerraban muchas puertas». Pero junto a otros Morel entendió «que nuestra disciplina evoluciona todo el tiempo y nuestra investigación es redefinir nuestra disciplina al mismo tiempo que trabajamos en ella».
En medio de ese giro Morel se vio fascinado por la inteligencia artificial, uno de los campos del conocimiento que podían estimular el desarrollo de la matemática. Dijo que «efectivamente el tratamiento de imágenes y la inteligencia artificial son una manera genial para los matemáticos de haber sobrevivido al invierno de los setenta [...] No vamos a inventar los rascacielos, pero podemos sin embargo abrir nuevos campos; vemos que reinterpretamos lo que hemos aprendido, le descubrimos nuevas aplicaciones y a veces encontramos nuevas fórmulas». «Como la tecnología está avanzando muy rápido, nos deja dar rienda suelta a nuestros sueños más locos, porque vemos que podemos concebir teorías y algoritmos cada vez más sofisticados», añadió. «Estoy muy agradecido y emocionado de haber compartido esto con muchos alumnos y exalumnos de la Universidad de la República», concluyó.
Además del título Honoris Causa, la Universidad entregó al investigador una pintura del artista uruguayo Javier Bassi. Morel ofrecerá una conferencia el martes 27 de febrero a las 19 horas en la Alianza Francesa (Br. Gral Artigas 1271), con entrada libre.
Fuente: Portal Universidad de la República